Harto de ver como la profesión a la que amo se desmorona, como cada día estamos peor mirados, como parece que tenemos que justificar cada “mala praxis de otros” quiero escribir unas palabras. El cierre de Funnydent es uno más de los cerrojazos que dan este tipo de “empresas dentales”, que se dedican a sacarle los cuartos a los ”clientes” que logra captar, casi siempre con publicidad engañosa y desleal. Y digo bien “cliente” porque solo hay un fin económico, no les importa verdaderamente su salud, su vida ni su economía, solo quiere que firme sus financiaciones y así tenerlos atrapado a ellos y a su dinero. Ya son muchas la cadenas de este tipo que han cerrado y han dejado a miles de pacientes sin dientes y sin dinero, pero da igual, parece que la gente no se entera, que como tienen dinero para hacer publicidad, hay que ir a esas macro clínicas. Cada vez que paso por un “escaparate de sala de espera” pienso, pobre gente, como caen, ya aparecerán por mi clínica o por la de algún compañero enfadados y enervados para que les solucione la papeleta que otros no han hecho correctamente, y lo haré con todo mi cariño y mi saber hacer.

Me gustaría gritar que no todos somos así, que quizás hay muchos odontólogos que no tenemos grandes clínicas, con sus salas de espera despampanantes, con esas instalaciones que no sabes si estas entrando en la NASA o en una clínica dental, que no tenemos ese dineral ni esa fuerza para hacer macro campañas publicitarias, ni hacer que nos estén recomendando los “famosos”. Pero tenemos algo muchísimo más importante, tenemos ética, tenemos conocimientos, experiencia, amamos nuestra profesión. No tenemos “clientes” tenemos pacientes, nos importa su salud, el resultado final del tratamiento, que se queden contentos, que no estén asfixiados a la hora de pagar, intentamos adaptarnos a cada paciente. Hay noches que nos puede quitar el sueño una persona, a la que queremos hacer todo lo que esté en nuestra mano para que se quede tan satisfecho y agradecido por el trabajo.

Nosotros no podemos ofrecer implantes a 299 porque es imposible, porque entre implantes, material quirúrgico, personal y servicio ya nos cuesta más que ese importe.

Nosotros no damos X años de garantía porque tenemos ética profesional, y si algún trabajo falla, por algún motivo clínico, siempre se lo solucionaremos. Porque mucha veces pienso que si cuando alguien está en el cardiólogo porque le van a hacer un trasplante en el que su vida está en juego, le preguntan que si tiene dos años de garantía, o al traumatólogo, al óptico, o al psiquiatra, ¿es de risa, verdad? Pues para nosotros también

Nos importan las personas, si es el día que está fijado para hacer una cirugía y el paciente por cualquier motivo no lo vemos con buen estado anímico, pues suspendemos la cirugía, porque lo importante es el, no la facturación, ni llegar a objetivos, e incluso llegar a fin de mes, en mi clínica y a mis paciente no, ni yo ni miles de compañeros a los que nos importa, y estamos viendo como cada día todo está peor.

También he de decir que los primeros implantes que puse después de acabar mi formación, los puse en una de esas cadenas dentales, me dieron la oportunidad, puse muchísimos, hasta el día que me impusieron ponerle unos implantes a una paciente que yo no consideraba apta para ese tratamiento. Me negué, tengo ética, no se lo tomaron bien, empecé a ver cosas raras, y me fui de allí. Los denuncié, gané, todavía me deben dinero que nunca recibiré, hace más de 8 años… unos años más tarde cerraron. Entiendo que los odontólogos en busca de sus primeros trabajos busquen empleo en este tipo de clínicas, lo que no entiendo es que estén explotados, mal pagados y en muchos casos sintiéndose obligados a hacer cosas que no deberían, algunos por inexperiencia, miedo o necesidad aceptan hacerlo, otros no. No digo yo que de esta agua no beberé, porque nunca se sabe por dónde te va a llevar la vida, pero si por casualidad algún día volviera a trabajar en alguna clínica de este tipo, tendría que ser donde me dieran toda la autoridad para tratar a los pacientes como si fueran los de mi clínica, donde lo que primara fuera la salud del paciente, que yo pudiera decidir que tratamiento es el adecuado para cada paciente, y darle todas las opciones posibles para que se pudiera ajustar a su bolsillo y que nunca fuera lo más importante “venderle” un tratamiento caro porque yo con la salud no juego.

Antonio Parejo García

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